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Plan de vida y de acción que una persona se formula ante sí misma, y en ocasiones ante los demás, sobre lo que se propone hacer para mejorar su situación social, moral, cultural o espiritual.
En la terminología ignaciana clásica se hablaba en tiempos pasado de "resoluciones" eficaces y firmes, de conversión, de cambio de vida. En las preferencias actuales se prefiere hablar de proyecto, de plan, de disposiciones y actitudes.
El educador debe recordar que no son las terminologías sino los hechos auténticos de mejora de vida y de comportamiento lo que acerca al Evangelio. Es bueno que acepte hablar de "proyecto de grupo", "proyecto personal", "proyecto misionero". Pero es mejor que se cumpla lo proyectado a que se teorice sobre los proyectos.
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